jueves, 12 de noviembre de 2015
Benditas escaleras
En ocasiones no se tiene lo que se desea, mas bien muy pocas veces se consigue. Mucha gente se pasa la vida buscando algo que realmente no puede conseguir, que le supera por cualquier razón o que simplemente no le tenia que llegar. ¿Destino? ¿Existe realmente el destino? ¿O era la casualidad? La simple casualidad de que lo que deseas te llegue el día menos pensado y sin esperarlo. Pero eso solo pasa en las películas con final feliz y esto no funciona así. Hay que salir a la calle y luchar, un día y otro día y hoy y mañana y convertir un NO en un QUIZÁS. Un quizás que haga que todo se tambalee, que haga que ese deseo que se tiene pueda convertirse en realidad. En mi opinión es todo una mezcla de todo.
No creo que sea el destino que la primera vez que hablé con ella a solas fuese en unas escaleras en la oscuridad y que ni siquiera estábamos hablando de cosas con sentido, solo nos reíamos de que un mosquito no nos dejaba en paz. No creo que fuese casualidad volver ha hablar con ella a solas, esta vez en otra escalera diferente pero volvíamos a contarnos tonterías y a reírnos con una cerveza en la mano. No creo que surgiera por nada en especial, simplemente ocurrió y que si eso es el destino, bendito el que inventó las escaleras.
Si me preguntas por que un día cualquiera sin ningún sentido le escribí un mensaje sin saber que eso fue el inicio, no sabría que responder. Algo me dijo que le hablase y que le contara la mayor tontería del universo. ¿Destino?. No creo que eso sea destino. Pero lo que si que puedo decir es que nunca había necesitado que ella me respondiera. Necesitaba ver que ella me respondía, que ella sonreía al escuchar mi voz. En ese momento yo era feliz, realmente me conformo con poco. Pero ahora...
Ahora necesito algo mas, necesito mirarla a los ojos, beberme una puta cerveza con ella y reír, reír hasta llorar con dolor de barriga. Volver a encontrar cualquier escalera para poder hablar con ella a solas y contarnos cualquier bobada. Necesito volver a preguntarle si puedo decirle algo cursi y después de remarcar que odio las cursiladas y todo lo que tiene que ver con ellas, decirle que cada vez que veo una foto suya me enamoro pero en particular una. Es una simple foto que no tiene nada de especial, nada, pero me vuelve loco. Volver a escucharla reír en una audio y volver a que me muerda el cuello.
Lo que realmente necesito es a ella...
Por que cada vez que me sale una sonrisa pensando en todo esto, es una sonrisa por ti.
MJ
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